Desentrañando el misterio lunar: más allá de los bulos y conspiraciones

La llegada del hombre a la luna en 1969 sigue siendo un hito monumental en la historia humana. Sin embargo, desde la década de los 70, una sombra de escepticismo ha oscurecido este logro, alimentando teorías de conspiración que sugieren que todo fue un fraude. Aunque estos bulos han sido refutados repetidamente, persisten en la sociedad. 

En la década de los 60, la Guerra Fría sumía al mundo en una intensa rivalidad ideológica y tecnológica entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Esta confrontación, que se libraba en varios frentes, incluyendo la carrera espacial, tenía como objetivo demostrar no solo superioridad militar, sino también avances científicos y tecnológicos. La conquista del espacio se convirtió en un terreno de competición crucial.

En los primeros compases de la carrera espacial, los soviéticos tomaron la delantera al lanzar el primer satélite artificial, el Sputnik, en 1957, y enviaron al primer ser humano al espacio, Yuri Gagarin, en 1961. Estos logros impresionantes consolidaron la posición de la Unión Soviética como líder en la exploración espacial. Sin embargo, los Estados Unidos estaban decididos a cambiar el curso de esta competencia. El presidente John F. Kennedy anunció en 1961 el ambicioso objetivo de poner a un hombre en la Luna y traerlo de regreso antes de que finalizara la década. Esta declaración marcó el inicio del programa Apolo, un esfuerzo monumental que movilizó recursos significativos y concentró la atención mundial. La culminación de este proyecto llegó con la misión del Apolo 11 en julio de 1969, cuando los astronautas Neil Armstrong y Buzz Aldrin se convirtieron en los primeros seres humanos en caminar sobre la superficie lunar. Este logro no solo fue un triunfo científico, sino también un símbolo poderoso de la capacidad estadounidense para alcanzar metas aparentemente inalcanzables.

No obstante, incluso en medio de la celebración, comenzaron a surgir dudas y especulaciones sobre la autenticidad del alunizaje. El libro “We Never Went to the Moon” de Bill Kaysing, publicado en 1974, fue uno de los primeros en sembrar las semillas del escepticismo lunar. A pesar de que estas afirmaciones han sido refutadas repetidamente por la evidencia científica y las declaraciones de los propios astronautas, las teorías del fraude lunar persisten hasta el día de hoy, revelando la complejidad de las percepciones públicas en medio de la intensa rivalidad de la Guerra Fría.

Los defensores de la teoría del fraude lunar han presentado a lo largo del tiempo diversos argumentos, algunos de los cuales persisten a pesar de haber sido refutados de manera concluyente. Uno de los puntos más controvertidos es la alegación de que la bandera estadounidense ondeaba en un entorno sin atmósfera. Argumentan que, debido a la falta de aire en la Luna, no debería haber corrientes de aire que hicieran ondear la bandera. 

Otro argumento recurrente es la ausencia de estrellas en las fotografías tomadas en la Luna. Los escépticos sostienen que, en un entorno sin atmósfera ni contaminación lumínica, el cielo debería estar lleno de estrellas. También relacionado con la luz, se encuentra la crítica de las sombras no paralelas en las fotografías lunar. Los negacionistas argumentan que, dado que la única fuente de luz es el sol, las sombras deberían ser paralelas. Además también sostienen que la NASA ha limitado la liberación de material audiovisual sobre el alunizaje. 

Por otro lado, entre otras teorías se encuentran una más excéntrica que sugiere que el alunizaje fue un montaje cinematográfico dirigido por Stanley Kubrick en un desierto de Las Vegas. 

A pesar de la persistencia de teorías negacionistas, es fundamental señalar que cada uno de los argumentos utilizados para respaldar la creencia en un fraude lunar ha sido desacreditado de manera concluyente. En primer lugar, la afirmación de que la bandera ondeaba en el vacío lunar se desmiente al conocer que la NASA anticipó esta situación. Para mantener la bandera extendida, se implementó una escuadra estratégica y se eligió un material específico que contribuyó a crear la ilusión de movimiento. Esta planificación cuidadosa desmiente la interpretación errónea de que la bandera ondeaba de manera natural en ausencia de atmósfera.

En cuanto a la ausencia de estrellas en las fotografías, se explica por la configuración de la cámara, que estaba enfocada en los astronautas y no en el débil brillo estelar. Este fenómeno es común en la fotografía y no indica ningún fraude. Fotografías de misiones posteriores, como Apolo 14 y 16, capturaron planetas como Venus, evidenciando que la falta de estrellas se debe a la exposición específica de la cámara. En relación con las sombras no paralelas, es importante comprender que cuando la luz proviene de un solo punto, objetos separados pueden proyectar sombras con ángulos diferentes. Este efecto se ve influenciado también por el relieve del terreno, lo que invalida la idea de que sombras no paralelas son indicativas de un fraude lunar.

Contrariamente a la afirmación de que la NASA ha limitado la liberación de material audiovisual sobre el alunizaje, existe un extenso y accesible conjunto de documentos fotográficos y audiovisuales en la página web de la NASA. La disponibilidad de este material contradice la noción de una conspiración.

Por último, cabe destacar que quizás la razón más conclusiva del asunto no es de índole científica, sino histórica. Un logro de tal magnitud en el contexto que hemos planteado al inicio de este artículo, en caso de destaparse el montaje, no hubiera sido aceptado por la URSS bajo ninguna circunstancia, lo que le hubiera llevado a denunciar a los EEUU internacionalmente en vez de aceptar su derrota en un conflicto que lo pondría en la segunda plaza como potencia internacional.

A pesar de la contundencia de las evidencias que respaldan el éxito de las misiones lunares, la persistencia de los bulos sobre el fraude lunar nos revela una fascinación humana por las teorías de conspiración. La explicación simple y sin giros de guión a menudo puede parecer insatisfactoria, y la sociedad, en su búsqueda de narrativas más intrigantes, tiende a favorecer relatos enrevesados con elementos dramáticos. La falta de confianza en los gobiernos y la propensión a creer en tramas ocultas también contribuyen significativamente a la aceptación de estas teorías, a pesar de la abrumadora evidencia científica. En última instancia, es imperativo destacar que la ciencia y la evidencia respaldan de manera concluyente el hecho del alunizaje. La exploración de la Luna no solo representó un logro tecnológico sin precedentes, sino que también fue una empresa científica con objetivos claros y valiosos. Desmitificar estos bulos se vuelve esencial para que podamos apreciar plenamente el avance humano y resistir la tentación de caer en teorías conspirativas sin fundamento.

Este asunto lo desgrana nuestro compañero Eder Amayuelas en la sección “Vamos a contar mentiras” del programa Egun on magazine, de Radio Popular. ¡Que lo disfrutéis y lo penséis!

 

Referencias:

https://apollo.sese.asu.edu/

https://history.nasa.gov/ap11ann/kippsphotos/apollo.html

https://www.nasa.gov/specials/apollo50th/photos.html

https://www.agenciasinc.es/Noticias/Las-rocas-lunares-traidas-hace-50-anos-aun-guardan-secretos-de-nuestro-pasado-geologico

https://es.wikipedia.org/wiki/Operaci%C3%B3n_Luna