En los últimos años hemos sido testigos de un auge preocupante de las pseudoterapias y del pensamiento pseudocientífico, especialmente en el ámbito de la salud. A pesar de los avances incuestionables de la medicina basada en la evidencia, muchas personas están optando por prácticas sin fundamento científico, e incluso por ideas que rozan lo absurdo, como el “fecomagnetismo” o el uso de energías invisibles para sanar. Este fenómeno no puede entenderse simplemente como un problema de ignorancia; es mucho más profundo y responde a una compleja red de causas sociales, emocionales y culturales.
Una de las razones fundamentales detrás de esta tendencia es la deshumanización del sistema médico. En muchos contextos, la medicina convencional se percibe como fría, técnica e impersonal. Las consultas breves, la falta de escucha activa y la sensación de ser tratado como un número generan desconfianza y frustración. En contraste, las pseudoterapias ofrecen atención personalizada, rituales reconfortantes y una narrativa cargada de sentido emocional, aunque carezcan de validez científica. Muchas personas no están rechazando la ciencia, sino una experiencia médica que no los hace sentir comprendidos ni cuidados.
A esto se suma una crisis generalizada de confianza en las instituciones. Escándalos relacionados con la industria farmacéutica, errores en la comunicación científica y contradicciones en momentos críticos, han erosionado la credibilidad de expertos y autoridades. En este clima de sospecha, proliferan discursos alternativos que, aunque falsos, resultan más atractivos o tranquilizadores para quienes se sienten abandonados o confundidos. No es casualidad que internet haya amplificado este fenómeno: allí, la información circula sin filtros, y cada persona puede encontrar contenido que refuerce sus creencias, por irracionales que sean. El conocimiento ha sido desplazado por la ilusión de conocimiento, y la experiencia personal se valora más que los datos objetivos.
Además, en momentos de vulnerabilidad o enfermedad, el pensamiento racional puede ceder ante la necesidad emocional de encontrar respuestas. Las pseudoterapias prometen soluciones simples, rápidas y casi mágicas a problemas complejos, y muchas veces logran generar mejoras subjetivas a través del efecto placebo. En este contexto, incluso las ideas más ridículas pueden parecer razonables si ofrecen consuelo o esperanza. Y es que las personas no buscan solo curarse, sino también entender su sufrimiento, sentirse acompañadas y recuperar el control sobre sus vidas.
En este contexto, que prolifere una idea absurda y se venda como terapia puede ser de una facilidad asombrosa. Y sino que se lo digan a Fernando Cervera, uno de los protagonistas del corto “Una terapia de mierda“. En Zientziaz Blai 2025, el viernes 9 de mayo a las 19:00 en el salón de actos del Centro cívico de San Francisco (Plaza Corazón de María s/n, Bilbao) veremos este corto y tendremos la oportunidad de hablar con Fernando Cervera, que nos contará la historia real detrás del cortometraje y con quien podremos charlar sobre pseudoterapias y pensamiento pseudocientífico.
Fernando Cervera Rodríguez es licenciado en Ciencias Biológicas por la Universidad de Valencia. Su labor investigadora estuvo centrada en aspectos ligados a la biología molecular y la salud humana. Ha escrito reportajes para revistas como Muy Interesante, Valencia Plaza o Mètode. Ha realizado guiones y locuciones para Podimo y otras plataformas de distribución de podcast, por ejemplo el podcast En la frontera, junto al creador de contenido Carles Tamayo, o Cómo vender mierda, para la plataforma Sonora. Locutor y guionista en programas radiofónicos como El café cuántico o A ciencia cierta, ambos ganadores del Premio Prisma al mejor programa de divulgación científica. Fue finalista del Premio Boehringer Ingelheim al Periodismo en Medicina del año 2019, ganador del Premio Literario de Divulgación Científica de la Ciutat de Benicarló (2023) con su libro En los jardines de la ciencia (Onada Ediciones, 2023) y es escritor del libro de divulgación científica El arte de vender mierda (Laetoli, 2014). Fue actor y guionista en el corto documental Una terapia de mierda, galardonado, entre otros, con el Premio Feroz y finalista en la gala de los Premios Goya de 2023. Ha sido documentalista para el documental de Prime Video, Cómo cazar a un monstruo (2024), ganador del Premio Ondas a Mejor Documental. Este premio, aunque es el resultado de un trabajo coral de cientos de personas, se menciona y hace propio en esta parte de la biografía de Fernando Cervera para generar impacto emocional, del tipo: “soy un gran documentador, si estás aquí leyendo mi página web, créeme, soy capaz y competente”. Además, este añadido de un texto escrito en tercera persona por la primera persona mencionada, que además se cita a él mismo en primera persona desde la tercera persona, viene a reflejar que Fernando Cervera, en realidad, es un tipo creativo e ingenioso. Y que se aburre en la soledad de su despacho repleto de cráneos, cadáveres y libros de biología.
Ven a descubrirlo a Zientziaz Blai el próximo viernes 9 de mayo. Ciencia para todos, para todas, sin excepción.
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Zientziaz Blai está organizado por la asociación para la divulgación científica LOGOS elkartea y cuenta con la colaboración de la Cátedra de Cultura Científica de la Universidad del País Vasco UPV/EHU, la correduría de seguros 5001 Bilbao, el centro de investigación BCMaterials, los espacio culturales Hika Ateneo y Sarean y la Coordinadora de grupos de Bilbao La Vieja, San Francisco y Zabala.